Hambre intelectual, angustia revolucionaria

Lo cierto es que le estoy sacando mucho jugo a mi visita a Venezuela, tanto de un punto de vista político como personal; algo que tampoco se puede separar mucho.

Una de las cosas que mejor me ha venido es volver a recuperar ese hambre por leer y conocer, aprender y seguir formándome. Entro en las «librerías del sur» y me vuelvo loco al ver tantísimos libros de pensamiento crítico, y a unos precios tan sumamente asequibles para el venezolano medio e irrisorios para un europeo de clase media, como es mi caso.

Asisto a decenas de charlas sobre socialismo, marxismo, teoría decolonial.. seminarios en los que la participación de la gente es verdaderamente potente, variada y activa. Sería mentira si digo que hasta la gente que vive en chabolas se dedica a leer libros revolucionarios, pero sí es cierto que cada vez es más común entre las clases populares tener este tipo de inquietudes. Si bien es cierto que gran parte del apoyo al proceso bolivariano se basa en un apoyo «ciego» al presidente Chávez, la revolución ha despertado un interés por el pensamiento crítico que se ve en la calle, más allá de los despachos de partidos y sindicatos y más allá de las aulas de las universidades.

Todo este ambiente ha despertado en mí un hambre intelectual que intento saciar en la medida de los posible, debido a factores de tiempo y dinero principalmente.  Me dedico a leer a Marx (fuentes originales), a Gramsci, a autores latinoamericanos, teorías decoloniales… me recorre una angustia interior por querer saber más, y que al mismo tiempo se transforma en otro tipo de angustia, al querer transportar el conocimiento adquirido a mis camaradas y semejantes y no encontrar ninguna manera rápida, fácil y sencilla. Sin embargo, toda esta experiencia estoy seguro que me ayudará a reponer fuerzas para seguir aportando mi granito de arena en la transformación social; espero saber canalizar esta angustia de aprendizaje y revolución en lucha política e ideológica que nos ayude a construir el socialismo del siglo XXI.

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